El proceso de invertir se sustenta básicamente sobre el peso potencial de su rentabilidad frente a los riesgos asociados a ella. Esta simple definición se refiere tanto a la inversión en los mercados financieros como también a activos tales como bienes raíces, materias primas, obras arte, etc.
Desde este punto de vista, los inversores son y siempre han sido gestores de riesgos, al mismo tiempo que generadores de rentabilidad. Cuando los inversores invierten su propio dinero, esta doble vertiente es asumible: “yo valoro el riesgo, yo tomo la decisión de invertir”.
La decisión es suya, por lo que también lo son las consecuencias. Dejarse guiar en la forma de invertir no puede nublar la capacidad de decisión del inversor.
Con los años, la estructura organizativa de las empresas de inversión inmobiliaria ha crecido y se ha hecho más compleja y actualmente realizan grandes esfuerzos para alinear sus intereses con los de sus clientes.
Pero la incorporación de la figura del gestor de riesgos es sin duda el próximo paso. El gestor de riesgos es un profesional parecido a los investigadores de mercado en cuanto a habilidades y sensibilidad, pero este se centra más en el concepto de riesgo dentro de la ecuación riesgo-retorno en una inversión.
*Fuente Bi+. Prospera